jueves, 20 de abril de 2023

SHAKIRA, la rentabilidad, los cuernos y el derecho al pataleo.

 Ahora que se ha enfriado un poco el tema y Shakira se ha ido con sus hijos a estados Unidos, quiero hacer mi valoración sobre este tema, aunque ya lo hice desde mis redes sociales.




Para ello, primero tenemos que tener en cuenta que aquí, la víctima es ella, salga quien salga ganando al final. La engañaron, la mintieron y delante de todo el mundo. Porque hay un vídeo, no lo olvidemos, donde se ve a la amante de Piqué pasar detrás de él durante una emisión en directo desde, (toma ya) la casa en común que tenían Piqué y Shakira. 

Los cuernos están mal, pero no es eso lo que quiero valorar aquí. estar con tu amante en la casa matrimonial mientras la esposa tiene compromisos fuera es una falta de respeto como una catedral.

De modo que, con un idioma un poco infantil diré, para dejarlo claro: Empezó él.





Así que, bajo mi punto de vista, la damnificada tiene todo el derecho del mundo a quejarse, a burlarse, a nombrarle y a sacarle partido económico al asunto.

Ya que la rompieron el corazón; porque está claro que así pasó, no hay más que leer entre líneas en sus canciones dedicadas; pues que menos que sacar algún tipo de beneficio, sea el que sea. Porque eso de que sea él, encima, el que se pegue la vida padre alardeando de felicidad con su nueva conquista, no es justo.

De alguna manera tenía que acabar ella riendo también. De algún modo tenía que cerrar el círculo, pasar página y salir fortalecida.





Desahogarse en formato canción es la manera escogida.

Bueno, quizá escogida no sea la palabra. Más bien, la manera lógica.

Porque no olvidemos de que ella es cantante, es a lo que se dedica, es su pasión.

No haberte echado una novia cantante, tronco.

Os pongo un ejemplo. Cuando yo empecé a subir mis textos a las redes sociales (Facebook sobre todo, que es la que más palabras permite, pero también Instagram, Twitter y Tiktok), yo andaba con pareja. Mis escritos de esa época reflejan, como no puede ser de otra manera mis estados de ánimo en cada momento de la relación. Si estaba feliz con él y todo fluía, lo reflejaba en mis palabras; si estábamos peleados, también; cuando empecé a darme cuenta del dolor tremendo que me causaba sus "cositas" (no profundizaré, de momento sobre esto), mis textos comenzaron a tornarse depresivos, desesperados, muy dolientes y cuando por fin corté con él, todo lo que subía era una amalgama cínica de desamor, liberación, inquina y mucho sarcasmo.





Sin querer compararme en absoluto con Shakira ( ni con nadie, que ni que fuera la primera), somos artistas y es imposible, además de nada recomendable, que no expresemos nuestros sentimientos en nuestro arte; sea este cuál sea.

Además, ¿Qué es esto de tener que dar explicaciones por estar más cabreadas que una mona? ¡Que las dé quién nos dejó en este estado tan artísticamente amargo, no te fastidia!

Creo que debemos normalizar el derecho a expresar de cara a todo cristo en redes sociales o con nuestro trabajo que nuestra vida no siempre es sol, playa y mojitos. También hay lágrimas, pataletas y frustración. Y no hay nada de extraño en ello, es lo natural. Es la vida misma.

Y la vida no es idílica siempre, por mucho que lo diga Mr. Wonderful.







Así que, resumiendo: Me parece muy bien lo que ha hecho Shakira, porque yo he hecho lo mismo ( sin la misma repercusión ni números en el banco, obvio), y porque es nuestra manera de exorcizar el dolor, y porque es a lo que nos dedicamos, y porque nos sale del moño.



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