Solo llevo un libro escrito, de relatos además, diréis. De hecho, ¡ni ha salido publicado! (pero queda poco, prometido).
Así que, ¿Quién soy yo para dar consejos o tips sobre escritura?
Pues nadie, esa es la verdad.
Tan solo alguien que lleva intentándolo desde joven y que ha probado todas las maneras posibles de hacerlo.
Alguien que ha pasado por todos los estados y circunstancias a la hora de enfrentarse a la hoja en blanco.
Alguien que conoce el error, la frustración, la equivocación, la alegría de comenzar a disfrutar de escribir algo medianamente apetecible de leer y, sobre todo, alguien que ha vivido mucho.
Es cierto, no soy nadie para decirle a nadie lo que debe hacer para escribir bien. Pero sí que soy alguien que puede decir a ciencia cierta qué es lo que NO se debe hacer.
En eso, estoy a un paso de convertirme en doctorada cum laude.
Y, la verdad, es que cuando ya sabes cuál no es el camino, el único camino posible se abre ante tos ojos (o tu pluma)
La realidad es que no hay soluciones mágicas, tan solo pautas y herramientas.
Nadie se convierte en escritor de la noche a la mañana, al menos en uno que merezca la pena leer.
Plataformas de autoedición como Amazon, nos han brindado a todos los que aspirábamos a la grandeza de ver un libro nuestro publicado, la oportunidad de convertir en realidad el codiciado sueño de ser escritor.
Pero seamos realistas, a veces se publica cualquier cagarruta.
Es prácticamente gratuito y puede acceder cualquiera.
Podría llenar 100 páginas de blablablablabla, poner una foto de un mi perro en la portada y publicarlo.
Y no es eso lo que queremos. Al menos, no es lo que yo quiero.
Entonces, ¿Qué es lo primero que se necesita hacer si, de verdad, de verdad, se quiere escribir algo interesante?, ¿algo digno de leer?
¿Buscar un entorno adecuado? ¿Montarse un despacho? ¿Ahorrar unos cuantos euros? ¿Mejorar gramática y ortografía? ¿Escribir cada día "y pico-cientos" palabras?
Todo eso hay que hacerlo, si.
Pero no es lo primero de todo, no lo mas importante. Algún paso nos lo podemos (aunque no debamos) saltar.
Hace unos días, un conocido me preguntaba, al saber que mi libro estaba próximo a salir a la venta: "Oye, yo también quiero escribir un libro. ¿Qué tengo que hacer?" Me lo quedé mirando, no muy convencida. "¿Pero tu lees?", pregunté inocente. Se echó a reír. Leer. Vaya pérdida de tiempo, piensan muchos. ¿Eso para qué sirve? ¿Produce algún beneficio inmediato? ¿Renta?
Si alguien se hace esas preguntas y ni se imagina pasando una tarde enfrascado en la lectura de un libro del que no es capaz de despegar los ojos, no voy a ser yo quien le indique cuales son las bondades de la lectura. No me entendería o, peor, no me creería.
Quizá os parezca increíble, pero ni os imagináis la de personas a las que se les ha pasado por la cabeza convertirse en escritor atraídas por las supuestas mieles y faustos glamourosos de la vida de un premio Planeta sin haber abierto un libro en su vida nada mas que por obligación en el colegio y a duras penas.
Y es que lo que de verdad es IMPRESCINDIBLE para poder escribir algún día, no es solo leer; sino QUE TE GUSTE LEER.
Que lo disfrutes como un crío con una bolsa llena de chuches. Que no puedas esperar para llegar a casa para abrir esa novela que te tiene en las nubes. Que tu primera cita perfecta sea en una biblioteca.
Ahora me quiero poner muy seria para preguntarte una cosa:
¿De verdad quieres escribir? ¿O solo quieres ser lo que imaginas que es un escritor?
Entonces LEE.
LEE, joder. Y goza haciéndolo.
No te queda otra. Siempre, siempre, pero siempre siempre, se debe empezar por leer. MUCHO.
¿Qué leer?
Eso ya, para el siguiente consejo.
Besos con letras.
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